El supermercado de acá a la vuelta...
Ayer
Siempre hicimos comentarios, muchas veces con humor y otras en forma irónica, sobre la asombrosa cantidad de negocios que instalaban en nuestro país los comerciantes chinos. En especial los supermercados, a los que en forma despectiva todos denominábamos como “EL CHINO”.
Realmente era sorprendente la similitud que había en todos sus establecimientos. Desde La Quiaca a Río Gallegos, la forma de trabajar, estructura, organización, modalidad de atención, horarios, y demás, tenían un gran parecido. Otro hecho llamativo, extremadamente llamativo en realidad, era la multiplicación de estos establecimientos a lo largo y ancho de nuestro territorio. Desde pequeños pueblitos del NOA hasta grandes ciudades del centro y sur del país, la cantidad de “CHINOS” era sorprendente. Incluso, uno podía permitirse dudar respecto de su viabilidad y rentabilidad en la lógica ecuación oferta y demanda de cada zona en relación con la cantidad de habitantes.
Cada establecimiento parecía una isla china. Nosotros, con nuestra característica viveza criolla, no nos preocupábamos por que nos entiendan, hablaran castellano, vendieran los productos que nosotros necesitábamos, cuidaran las normas de salubridad e higiene y demás cuestiones que implicaran una clara asimilación de nuestras costumbres y respeto por las normas vigentes. Mientras vendieran barato y quedara “a la vuelta de la esquina”, el resto no importaba. Eran sólo un tema de chiste y de risa.
Pasaron 20 años sin que nada cambiara. Pobres chinos, qué giles que eran… La crisis desatada por el Coronavirus en el 2020 y 2021, de alguna manera contribuyó y facilitó todo lo que ocurrió luego.
Hoy, 16 de junio de 2037 a la mañana.
Gran parte de la población argentina comenzó muy mal su día. Los dueños de celulares marca CHINTAI no se despertaron porque perdieron sus horarios de alarma y llegaron tarde a trabajar. Sin querer enviaron mensajes, se les reenviaron sus contactos a desconocidos, se “publicaron” sus secretos y fotos, se activaron alarmas sin estar conectadas, las aberturas de sus casas se liberaron, subieron y bajaron los sensores de temperatura de los lugares donde residen, se les encendieron electrodomésticos de manera aleatoria, se liberaron las puertas de acceso a sus viviendas, subió el volumen de los equipos de música, se encendieron y apagaron las luces intermitentemente, comenzaron a descongelarse alimentos que no estaba previsto consumir en estos días y toda una larga serie de eventos que alteró sorpresivamente su vida. Todo aquello que está conectado a la red 5G sufrió alteraciones. La gran ventaja de Internet de las Cosas (IoT) se volvió en contra rápidamente. Ni hablar de las industrias que tiene sistemas en los que CHINTAI forma parte de sus cadenas de producción.Todavía no se pueden calcular los daños.
Hay interrupciones en la generación de energía eléctrica porque gran parte de los sistemas de generación llevan componentes CHINTAI.
CHINTAI es la marca más vendida en Argentina. Por eso el impacto es tan importante.
La mayor parte de los argentinos tiene productos de esta empresa que en 2025 logró insertarse rápidamente en el mercado de la telefonía celular porque aprovechó las ventajas comerciales que le proporcionó tener preposicionada la tecnología necesaria para lanzar en poco tiempo al mercado la tecnología 5G. Así, rápidamente pudo desarrollar la instalación de sus sistemas de manera mucho más ventajosa, barata y sencilla que sus competidores norteamericanos, canadienses y europeos. Y por supuesto son los más baratos.
Las personas y comercios han tenido alteraciones en sus saldos bancarios y otras transacciones pendientes. Todos los bancos, excepto el ICBC, informan inconvenientes en sus sistemas de gestión y comunicación. Los ciudadanos se están enterando que todos los aeropuertos, en especial en la zona del Rio Colorado hacia el sur, no pueden operar porque tienen sus sistemas de ayuda al vuelo inoperables. El tráfico aéreo se encuentra suspendido y no hay aeronaves que puedan despegar o aterrizar en forma segura. Ni las militares…
Las primeras personas que salieron a la calle, con las primeras luces del día, observaron un inusual movimiento en todos los comercios y establecimientos CHINOS. De hecho, todos estaban cerrados, pero se observaba una febril actividad en el interior. No eran los mismos dueños o empleados de todos los días. Eran otras personas de origen asiático, vestidas con unos pijamas negros iguales, incluido un sombrero tipo “Piluso”. Parecían uniformes.
Todos comenzamos a recibir mensajes de texto, audio y correo electrónicos con una notable cantidad de información personal y veraz, que tenia mas similitud con una extorsión que con una filtración de datos.
Quienes tenían radio, porque no había forma de emplear ninguna otra frecuencia que no fueran las del espectro radioeléctrico que el que corresponde al de las señales de AM, escucharon a un reconocido periodista reflexionar sobre la cantidad de cámaras con reconocimiento facial que se habían instalado en todos los comercios CHINOS; en la información que las tarjetas de crédito habían bridando durante décadas cuando hacíamos las compras y en las sospechas que siempre tuvo con el hecho de que cada vez que se pagaba con medios digitales o la vieja tarjeta de crédito había que dirigirse a un mostrador lateral para efectivizar el pago y siempre había un oriental a cargo del posnet.
A media mañana, todo fue un caos. Sin control de trafico aéreo y terrestre (semáforos, policía sin comunicaciones, etc), autos con problemas en sus computadoras, bancos cerrados, comercios con problemas para manejar sus sistemas informáticos digitales, problemas personales, sociales, de familia y de pareja por la cantidad de datos privados y los “trapitos al sol” de millones de personas que quedaron afectadas en su capacidad de actuar.
Los funcionarios del gobierno, como siempre, más preocupados en detener la filtración de información sobre funcionarios públicos, policías, militares, y desmentir errores de administración, que en ejercer sus funciones. Cada vez que hacen un comentario oscurecen más el panorama. La incertidumbre los bloquéo. Nunca se prepararon para una situación así. Ni la sospecharon. Ni hablar de tener un Plan de Contingencia. No saben lo que significa esa palabra.
Cada uno atiende su juego. El país es un caos, sin instituciones, sin comunicaciones. Sólo algunas estaciones de radio pueden emitir. Obviamente, las más caseras. Mientras menos tecnificada, más posibilidades de continuar operando tienen.
Los policías que están de turno no dan abasto para tratar de reportar e informar lo inusual de los movimientos que se observaban en cada establecimiento CHINO. Siguen entrando personas vestidas con una especie de uniforme o algo por el estilo y cargan cajas en camionetas con la bandera china desplegada sobre el techo.
Algunos pobladores de Neuquén reportaron inusual movimiento de aeronaves, en especial de helicópteros durante toda la noche. La pista de 4 kilómetros de largo y 1,20 de espesor en su base está siendo empleada por muchos aviones que aterrizan con frecuencia inusual.
El país está paralizado, sordo, ciego y mudo.
Son las 5 de la tarde, está oscureciendo…
Se calcula que el evento alteró la vida del 78% de los casi 92 millones de habitantes que ya tiene la República Argentina. De ellos, se sabe con certeza que hay 7 millones que no están teniendo problemas. Son los chinos nacionalizados en el 2031 cuando se llevó a cabo el Blanqueo de Nacionalización para poder cobrar un poco más del Impuestos a la Circulación Interna.
Por lo que me dijo mi padre; quien nunca se desprendió de su radio Noblex 7 Mares, reliquia legada por su abuelo, y gracias a ella puede escuchar algunas noticias; en este momento el gobierno sólo esperaba conocer cuáles son las demandas que debe satisfacer por parte de los directivos de CHINTAI para poder recuperar la normalidad.
La República Popular China ha expresado a la comunidad internacional que nada tiene que ver con las acciones delictivas que lleve a cabo una empresa, por más chino que sea su origen.
Lo extraño es que entre los pedidos que han trascendido deberían ser satisfechos, se encuentra la autorización para que se nacionalice a los 145 millones de ciudadanos chinos que fueron expulsados de Europa en los últimos 9 meses y que están a la deriva sin puertos que les permitan aproximarse a sus costas en los cruceros de las empresas de turismo chinas. Entre las exigencias estaría que se les entregue alimento por 2 años hasta que estén instalados y desarrollados comercialmente y que les sean otorgadas condiciones impositivas especiales durante esos 2 años. Además, habrían expresado que desean que estos nuevos ciudadanos se hagan cargo de la explotación del litio, la pesca de aguas profundas, la generación de energía de fuentes renovables, la fabricación de papel, la explotación de todas las granjas de cerdos del país y de los campos de soja. CHANTAI se haría cargo de afrontar los costos de la instalación de la infraestructura necesaria.
Según dicen sólo así se volvería a la “normalidad” tecnológica.
Una locura. ¡Cómo se transformó el supermercado chino de acá a la vuelta!…
Producido por DO - TANK TABULA RASA