Era cantado...
Ayer.
Pasé mis 5 primeros años de vida como Oficial, de 2016 al 2021, en el Regimiento de Tanques 17. En ese regimiento aprendí a “querer los fierros”. Tuve la suerte de contar con sobresalientes Suboficiales que me transmitieron sus experiencias y “mañas” para poder aprovechar al máximo mis tanques. Sin duda fueron los mejores años de mi carrera. Los tanques TAM que ya tenían más de 40 años y muchas novedades. Eran como caballos viejos (aunque si cariñosamente les decía viejos no caía bien y peor si les llamaba obsoletos). A estos caballos maduros había que tratarlos con cariño porque cada uno tenía sus secretos. Al 435257 Paso Ombú había que pasarle corriente porque “no arrancaba de arriba”, al 435281 Bacacay se le salían las orugas si no estaban tensadas al máximo cuando rodaba, al 435276 Ñorquinco había que ir dándole vueltas al filtro de partículas finas mientras rodaba porque de otra manera no le llegaba el gas oil de tantas partículas de metal que se acumulaban en pocos kilómetros de rodamiento y se detenía. Casualmente, con el Ñorquinco, y gracias a uno de mis Suboficiales, aprendí que era un peligro anularle el fusible de parada automática porque se podía fundir el motor. Otros tanques perdían aceite hidráulico de la torre, otros tenían los manillares flojos, otros no permitían tomar la prioridad de tiro al Jefe de Tanque. Resumiendo, todos tenían novedades. Estaban en Servicio Limitado, pero “servían para la guerra”.
Siendo un joven Capitán, en 2026 tuve el placer y la alegría de ser destinado nuevamente al Regimiento 17 cuando recibió los TAM 2C, que eran los mismos TAM de siempre, pero con sus torres repotenciadas con un diseño de fines de los años 2000. Como si fuera poco, también nos entregaron 10 transportadores de tanques que facilitaban el despliegue de 10 tanques hacia una nueva ubicación sin tener que someterlos al desgaste que implica desplazarse sobre sus orugas por la ruta entre un lugar de empleo y otro. En esa época todavía se escuchaban las anécdotas sobre la destrucción de zapatas y orugas que padecieron los TAM en el año 1982, finalizada la movilización de la Guerra de Malvinas, cuando los desplazaron rodando desde Viedma hasta el centro de la provincia de Buenos Aires, volviendo a sus cuarteles de origen. Una exigencia muy fuerte aún para vehículos que en su mayoría no tenían más de 3 o 4 años.
Con los 10 flamantes transportadores recién entregados, pero que figuraban en los Cuadros de Organización desde el siglo pasado, el Regimiento se podía desplazar sin que el material sufriera desgastes inútiles. Se tardaba un poco, pero en una semana, trabajando 24X7, podíamos estar en donde fuera ordenado que nos ubicáramos. Nuestro país es muy extenso. En algunos casos los puentes no permitían que cruzaran transportador y tanque juntos, pero eso no era problema, desmontábamos los tanques del transportador, pasaban por separado, montaban nuevamente y se continuaba el desplazamiento. Tardábamos un poco más, a veces mucho más, pero llegábamos.
En 2032, cuando terminé la Escuela Superior de Guerra y como flamante Oficial de Estado Mayor, fui destinado nuevamente a mi querido Regimiento 17. Mi experiencia con los TAM C2 iba a ser puesta a prueba. El Regimiento fue reubicado en una nueva Guarnición Militar en la Patagonia. Puerto San Julián nos recibió con los brazos abiertos.
El traslado fue complicado porque no se había asignado el presupuesto de acuerdo con lo que el Comandante de Brigada había requerido. Pese a ello, el Comandante de División le “recordó” (esto me enteré hace pocos años) que a fines del siglo XX la Brigada Escuela se desplazó al Litoral prácticamente sin presupuesto y que nadie se había quejado. Así que salimos hacia el sur. Tardamos un poco, pero la misión fue cumplida. No voy a detenerme en los detalles de lo que significó la operación desde el punto de vista de Recursos Humanos o Recursos Materiales porque debería escribir una enciclopedia y además no tengo tanta memoria. Lo que puedo decir es que los lotes de a bordo completos de los blindados tardaron más de un año en estar reunidos con sus vehículos. Pera la misión la cumplimos.
Olvidé mencionar algo clave. El Regimiento 17 no fue reubicado en Puerto San Julián caprichosamente, se desplazó al sur porque ese era el mejor lugar para poder ser rápidamente embarcado en buques de gran calado en caso de integrar una alianza con alguno de los países que integraban la Fuerza Sudamericana de Defensa. De esa manera se lo preposicionaba en cercanías del único puerto de aguas profundas de la zona. Además, y esto era SECRETO, como estábamos relativamente cerca de la Base de Observación Espacial China, en caso de que hubiera algún problema con los chinos podríamos desplazarnos cerca de esta y “disuadirlos para que cesaran en sus malas intenciones”. Eso sí, luego de que se hubieran efectuado todos los reclamos correspondientes ante los foros internacionales y ellos no aceptaran lo que se hubiera determinado en las resoluciones correspondientes. Mientras tanto, nosotros comenzaríamos la aproximación con los 10 transportadores para preposicionarnos en la zona.
No fuera cosa que no acataran lo resuelto. Nobleza obliga, debo aclarar que si los tanques no se movían en los carretones de transporte no llegaban a hacer más de 100 kilómetros sin cortar oruga, destrozar una rueda tractora, empezar a largar humo producto del estado de funcionamiento de los motores. Los motores MTU con que habían sido construidos los TAM en los años 80 eran buenos, pero 50 años eran 50 años. La batea y todos sus sistemas eran de fines de los años 70. Y los fierros eran fierros. Por más que se hiciera un sobresaliente mantenimiento cumpliendo a rajatabla el ciclo de mantenimiento cada 60/120/180 horas, la vida útil de los sistemas transcurre, como el tiempo. Los tanques no envejecían, ni se tornaban obsoletos, maduraban. Eso sí, las torres estaban impecables.
Respecto a la torre, y con ánimo de ser absolutamente sincero, nunca estuvimos muy convencidos de las bondades de la repotenciación que se planificó en el 2000, se anunció en el 2010 y se concretó en el 2021/2025. Se decía en esa época que íbamos a “tener una torre de un Fórmula 1 con la batea de un Fiat 600”. Muchos fueron los que plantearon la conveniencia de comprar otro tipo de vehículos. Y que en lugar de gastar el dinero en esa repotenciación era preferible comprar otros medios acordes a las guerras que se podrían pelear en el futuro. Incluso vehículos blindados más livianos, a rueda, artillados con algún calibre menor dado el desarrollo de las municiones que había en esa época. Nunca chinos. Pero bueno, ya estaba todo en marcha y no se iba a volver a planificar una idea que surgió a fines de la Guerra del Golfo (1990). Ya estaba todo decidido. Decisiones son decisiones.
Hoy, mañana fría de junio de 2037…
Hace 4 meses que fui designado Jefe de mi querido Regimiento de Tanques 17. Algunos de los Cabos y Cabos Primeros de mi época de oficial joven ocupan los puestos más importantes del regimiento. También están los mismos tanques TAM que me hicieron “querer los fierros” cuando aprendía de mis geniales Suboficiales. Las torres funcionan perfectamente, salvo algunas que han comenzado a ralentizarse debido a algunos problemas eléctricos producto del frío que afecta a los generadores. Las bateas no dan para más. Ahora si son obsoletas. Y que me vengan a discutir.
El Ñorquinco, el tanque del Jefe de la 1ra Sección de Tanques del Escuadrón C, mi tanque del año 2016 y que en esa época ya tenía casi 40 años de madurez, sigue acá. Por ser vehículo de Jefe de Sección siempre se le prestó la mayor atención desde el punto de vista de mantenimiento y cuidado, lo mismo que al del Jefe de Escuadrón. Pese a ello, al Ñorquinco las orugas se le cortan al iniciar la tracción la rueda tractora si se hace con violencia. Los conductores deben ser muy suaves para romper la inercia, saben por experiencia que la tensión que sufre el reductor final si se acelera bruscamente puede hacer que se corte en la mitad del brazo (como pasaba con los cañones blindados de 155 milímetros Palmaria ante una acelerada brusca para romper la inercia allá por el año 2000).
Las puestas en marcha en los parques parecen entrenamientos de combate químico por las humaredas que se producen. Todos, salvo raras excepciones, queman mucho aceite y tienen pérdidas de presión de motor. Debo reconocer que son nobles, cuentan que los tanques Sherman, con 40 años encima (1940-1980) no aguantaron el paso del tiempo. Estos sí lo aguantaron, han quedado un poco fuera de tiempo desde el punto de vista tecnológico, pero siguen funcionando pese a los más de 60 años que tienen sobre las tapas de los motores. Tengamos en cuenta que el salto tecnológico de los 40 a los 80 fue aritmético y de los 80 a la fecha ha sido exponencial.
El problema que tengo, y por el cual no puedo dormir desde hace dos noches es que he recibido la orden de alistar la unidad para desplazarla hacia la zona de Neuquén. Sí, finalmente se cumplió la profecía: la base china de observación satelital ha recibido vehículos blindados sobre ruedas en su aeropuerto.
No debimos habérselo dejado construir. Era obvio que una pista de 4 kilómetros de longitud y 1,20 metros de hormigón armado de profundidad era mucho más de lo que necesitaban para hacer los relevos de personal y maquinaria sin pasar por Ezeiza y evitar trámites aduaneros para equipos y materiales que iban a ser empleados exclusivamente en el interior de la base. Preferían evitar nuestra burocracia con el compromiso de declarar exactamente lo que arribaba y se retiraba del lugar. Siempre bondadosos a cambio de inversiones que le convienen más a ellos que a nosotros.
La restricción más estricta que me han impuesto es que debo mantener todas las actividades en un nivel de furtividad acorde al despliegue tecnológico satelital chino que desde 2030 a estos últimos años ha sido tremendo. Debemos ser tan furtivos que sus satélites no deben detectar nuestro desplazamiento porque puede afectar las negociaciones que se están desarrollando en la ONU.
¿Alguien me puede decir cómo hago para poner los tanques en marcha sin que les detecten el pulso electromagnético que generan los motores, el calor y el humo que van a emitir desde que se inicie el desplazamiento hasta que lleguemos a Cutral Có?; ¿Cómo voy a hacer para ocultar el desplazamiento de los carretones y camiones?; ni hablar de las actividades en la Zona de Reunión. Por más “dispersión controlada” que aplique. No se esconde un zorrino en una heladera portátil.
La única tranquilidad que tengo es que si llegamos a tener que disparar las torres no deberían fallar. Espero que los apuntadores de cañón hayan aprendido correctamente todo lo que aprendieron en las horas de simulador porque de no ser así voy a comprobar tarde que no es lo mismo el tiro simulado que el real. Pese a que ya lo sabía desde Subteniente…
Producido por DO - TANK TABULA RASA