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Episodio 11 - El último recurso

Episodio 11 - El último recurso

La noche está cerrada y la fría brisa golpea el rostro de los integrantes del Pelotón Terrestre 16. Avanzan en formación de combate orientados por Esteban, su experto navegante. Transitan, en la prolongada noche precordillerana, la segunda jornada de una extenuante marcha de aproximación hacia el objetivo.

Antes del amanecer deben alcanzar la posición UR-235. Ultimo Recurso 235 es uno de los puntos geográficos donde se encuentran enterrados medios necesarios para el cumplimiento de la misión impuesta.

Los puntos UR (Último recurso) forman parte de una minuciosa preparación territorial diagramada por la Fuerza de Defensa Argentina. Estos puntos fueron seleccionados cumpliendo con una planificación calificada como secreta y que involucró a un equipo especialmente seleccionado. Más de dos años llevó la implantación de los primeros 250 UR. 
La fase previa demandó la conformación de un Lab denominado ULTIMO RECURSO, dependiente del Centro de Transferencia de Conocimiento, un equipo de investigación y desarrollo que planificó el proceso, diseñó las cápsulas y definió su contenido.
Empresas argentinas concursaron y fueron contratadas para, con el acompañamiento de ingenieros militares, fabricar las cápsulas que luego serían enterradas en el territorio.
 
Esteban se detiene para verificar la posición en su cartografía. Al inicio de la ejercitación recibió una información cifrada con la ubicación del UR-235. Ajusta su brújula y con los últimos cálculos reinicia el movimiento. El PT16 debe alcanzar la posición antes del amanecer e inmediatamente comenzar el proceso para desenterrar la cápsula. Ricardo, líder del pelotón, ordenó las tareas particulares que deberán cumplir una vez arribados al lugar. 

El Pelotón ha depositado toda su confianza en Esteban. Sus años de capacitación en la interpretación de cartografía y desplazamientos en el terreno le permite arribar al lugar con gran precisión. Horas después, de pie como si fuese una estaca, define el lugar donde Roberto y Sebastián deben comenzar a cavar. A un metro de profundidad sus palas se topan con la parte superior de la cápsula. Un sistema de manijas permite su fácil extracción. Ya con la UR-235 en superficie Ana y Graciela inician las tareas de extracción de su contenido.

Esta amaneciendo y ambas integrantes del pelotón comienzan el armado y ajuste de la primera de dos impresoras 3D; distribuyen los paneles solares e inician la recarga de las baterías. Despunta un día que promete ser soleado. Sus compañeros permanecen expectantes en las posiciones; las primeras raciones estarán producidas antes del mediodía. Con esta provisión de alimentos tendrán abastecimiento para los próximos cinco días. El Pelotón sabe que la superioridad aérea del enemigo niega la posibilidad de recibir suministros por otros medios. 

Graciela comienza a configurar la segunda impresora. Colgada de su cuello y adherida con cinta a su placa de identificación, posee una pequeña tarjeta de memoria. Esta contiene el archivo que le permitirá imprimir la última versión de un lanzador portátil. En el interior de la cápsula yacen cuatro misiles de última generación. El lanzador estará listo en aproximadamente 6 horas. 
Julio acompaña la tarea. En el último año ha completado un ciclo de más de 100 horas en el simulador, está probadamente capacitado para el uso del arma y la programación de las espoletas. Estas han sido transportadas por él desde el inicio de la operación. La munición ha sido diseñada de forma tal que su cuerpo principal pueda permanecer varios años enterrados y que sus espoletas inteligentes, de permanente actualización tecnológica, sean transportadas por el tirador. Cuatro misiles constituyen la dotación, dos de ellos con alto poder incendiario.  

El Pelotón degusta un delicioso chocolate recientemente impreso. Las raciones de combate le permitirán enfrentar las próximas jornadas con suficientes calorías. La primera fase de la operación ha sido cumplida con éxito y el comando superior debe ser informado. Encender una radio podría ser una decisión letal, sólo están autorizados a usarla en contacto con el enemigo y en forma limitada.

Pedro, el especialista en comunicaciones ha tenido una jornada en que su única preocupación fue alimentar e hidratar a Julieta, la paloma mensajera que tiene en su haber tres medallas de bronce en competiciones de 800 kilómetros. Esta vez, 400 kilómetros la separan de su palomar, cinco horas de vuelo evitando a “Los Depredadores”, enjambres de drones, que buscarán detectarla, alcanzarla y derribarla. Siendo las 14 horas y luego de un beso de despedida vuela rumbo a su destino llevando en la pata un anillo con la información encriptada de las tareas realizadas en las últimas 72 horas; incluye video del UR-235 y el proceso de impresión.

Julieta vuela a una velocidad de 80 kilómetros por hora y una altura de 400 metros. El corazón alcanza los 600 latidos por minuto mientras sus alas se baten a razón de 10 veces por segundo. Su rol de combate no es nuevo, desde la antigüedad las palomas han participado en conflictos bélicos. Durante la Segunda Guerra Mundial su eficacia fue del 98% y salvaron la vida de muchos aviadores; estos las empleaban, cuando eran derribados, para enviar las coordenadas de su posición y facilitar la recuperación. Todos los integrantes del pelotón han recibido entrenamiento en el cuidado y empleo de esta valiosa compañera de la acción. 

Cae la tarde cuando el Pelotón reinicia la marcha de aproximación hacia el objetivo. El fin del otoño hace sentir el rigor de los primeros fríos en el AREA 3, una de las tres bases de la División Desierto del Centro de Transferencia de Conocimiento de la FDA. Están a dos jornadas de su objetivo y procuran mantener un ritmo sostenido. El enemigo se reabastece de energía en una central hidroeléctrica a 40 kilómetros de su posición. 

El avance tecnológico demanda el consumo de mucha energía, la fuerza de proyección enemiga posee un alto nivel de robotización y sus tropas de infantería precisan mantener las baterías de sus exoesqueletos en el máximo nivel posible. 
En la ejercitación la posición es ocupada y representada por unidades de inteligencia táctica. Sus medios han sido desplegados para lograr la detección de cualquier amenaza. De esta forma se ejercitan en forma simultánea las organizaciones de la FDA.

Es una preocupación permanente de los integrantes de la Fuerza de Defensa Argentina identificar las vulnerabilidades de los sistemas de armas de última generación. Se accede, por diferentes medios, a la información que permite estudiar las mejores formas de neutralizar o minimizar la acción del hipotético enemigo. Una de las mayores amenazas es el vuelo silencioso de los drones y sus cámaras térmicas. El terreno que transita el Pelotón debe ser estudiado a los fines de definir la dirección de aproximación de menor expectativa. El calor que irradian sus cuerpos debe ser degradado para negar la detección temprana. El Pelotón sabe del esfuerzo de investigación que se lleva adelante para disminuir la señal calórica.

Los misiles deben causar la máxima destrucción para impedir que las tropas robotizadas del enemigo puedan reabastecerse de energía en los próximos días.  El Pelotón sabe que entre las futuras amenazas está la de enfrentar soldados dotados de exoesqueletos y de plataformas cuya inteligencia artificial incrementa la capacidad para adquirir blancos y direccionar en forma autónoma sus sistemas de armas; deberán eludir los sensores perimetrales, solo reptando podrán lograr alcanzar la mejor posición de tiro. 

Desde hace meses el Pelotón se ejercita en el concepto de 0 tecnología, en particular en el no empleo de medios de comunicación e información satelital. En el Área 25 adquirieron las primeras destrezas en furtividad y hoy deben incrementar el esfuerzo para cumplir con su misión. La preparación territorial busca potenciar la capacidad de desplazarse con un sostén logístico planificado con anticipación, de esta manera se evitará desplegar medios que serían fácilmente localizados y destruidos.

En los últimos cuatro meses, 30 Pelotones han pasado por la experiencia de esta ejercitación y ninguno de ellos logró cumplir con su misión. Ricardo y Esteban han estudiado en detalle la cartografía e imágenes satelitales; piensan que la dirección de aproximación seleccionada es la mejor opción, pero también saben que demandará un esfuerzo sin precedentes en la corta vida del pelotón. Buscarán la máxima dispersión posible sin perder la cohesión teniendo presente que sólo emplearan las comunicaciones cuando se inicie la acción en el objetivo. 

La noche se cierra y el Pelotón avanza desafiante en búsqueda de la excelencia…
  

Escrito por Alumno 16. 

Producido por DO - TANK TABULA-RASA   

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